12 de diciembre, empieza a caer la noche en las calles de la
ciudad, y después de una jornada de trabajo y de tanto grito para anunciar sus
productos, los puestos de tepito se van quedando solos, su gente sabe que ha
llegado el momento de ponerse sus mejores garras, zapato bien voleado, arete de
oro haciendo juego con el collar, por que llego la hora de mover el esqueleto,
porque no importa con quien te toque bailar(la banda no se discrimina), lo
importante es salir de esa rutina que vive todos los días. Y que mejor haciéndolo
bailando, en la calle que lo vio crecer, y al mismo tiempo dando a conocer que
estas ahí con todos, dando a conocer que perteneces a ellos y esto se confirma
con el saludo que se grita a los cuatro vientos, “Saludo para la muñeca que van
llegando”.
Así comienzan a surgir en diferentes partes de la ciudad, con
una gran audiencia donde se pueden ver excelentes bailarines, desde niños hasta
gente transgenero (siempre destacados por su peculiar forma de bailar), porque
para ellos es una forma de vivir que hasta la fecha siguen ahí, defendiendo a su
barrio, sintiéndose identificados, y todos con un mismo gusto por la música.
Voz en resistencia.
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